¿Por qué nos acostumbramos incluso a los peores olores?
Nuestro sistema nervioso ha evolucionado hasta ser progresivamente menos sensible a los estímulos cuando persisten durante un largo periodo de tiempo.
Esto nos permite concentrarnos en nuevas sensaciones que tienen más probabilidades de suponer una oportunidad o una amenaza.
Nosotros también tenemos una memoria olfativa que descarta olores que fueron experimentados recientemente.
Este es el motivo por el que no notamos el olor de nuestro hogar cuando regresamos del trabajo, pero sí que huele extraño cuando volvemos de vacaciones.
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